Farmacia Vicenti
En los miércoles por Guada os voy a hablar de los comercios, hostelería y servicios de Guadalajara a los que voy habitualmente y descubriré otros para que veáis todo lo que puede ofrecerte tu ciudad.
Tenemos que valorar lo que tenemos, porque estamos cerca, porque damos vida a tu ciudad, porque te damos un trato personal y cercano, porque comprar en el pequeño comercio nos hace grandes y ayuda a la economía local.
Compra en Guada, invierte en Guada porque estamos encantados de volver a verte.
¡No te lo pierdas!
Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928. Veintitrés años antes, D. Antonio Vicenti y Obispo abrió la farmacia el 18 de febrero y al día siguiente hizo su primera anotación en el libro recetario en el que apuntaba todas las fórmulas que se dispensaban. “Yoduro potásico y 15 gramos dislir en 15 papeles iguales” se lee en este primer apunte con un precio de 1,75 pesetas.
En aquellos tiempos no había prácticamente medicamentos fabricados, casi todo se tenía que realizar en la farmacia, y él lo hacía en su propio laboratorio. Su bisnieto, Fernando Vicenti conserva ese recetario tan singular. Son la cuarta generación de esta familia dedicada a los alcarreños, con un trato familiar y cercano.
Una conversación muy interesante y curiosa la que he tenido con él. Me cuenta que su abuelo, Antonio Vicenti del Amo, uno de los servicios que prestaba era el alquiler de “Trousseau”, un “kit” para partos en un envase estéril que contenía todo lo que se necesitaba para dar a luz en casa. En ese periodo de tiempo, ya había medicamentos, aunque todavía se fabricaba mucho en la farmacia.
Con la tercera generación, al mando de su padre, Antonio Vicenti Aguado llegan los cambios. El medicamento ya está establecido y casi todo se vendía como ahora. Con la introducción de la aplicación informática, Farmacia Vicenti, fue una de las primeras farmacias de Guadalajara en instalar ordenadores.
Fernando ha vivido todo desde pequeño y empezó a ayudar de diferentes maneras. Primero como chico de los recados y más adelante como auxiliar hasta que acabó sus estudios de farmacia. Después trabajó con su padre hasta que este se jubiló siendo ahora el farmacéutico titular.
Este establecimiento sigue conservando su esencia: el laboratorio, los tarros antiguos, el reloj de pared y los títulos de los cuatro Vicenti licenciados en farmacia.
Muchos clientes consideraban parte de su familia a los farmacéuticos y, esa confianza, ha hecho que las siguientes generaciones sigan visitando esta farmacia con tanta historia.
Están en la calle Mayor número 19, con una historia de 116 años y perteneciendo siempre a la misma familia dedicados a la venta de medicamentos y parafarmacia.